La respuesta realmente se encuentra en las actualizaciones. Cuando se inicia un teléfono, llegará con una versión de Android o iOS diseñada específicamente para ese teléfono.
A medida que llegan las actualizaciones, es posible que también tengan que dar servicio a teléfonos más nuevos y agregar funciones que no se consideraron en la compilación original de hardware y software.
Estas actualizaciones, a medida que pasa el tiempo, funcionarán menos bien en hardware antiguo. Es esto lo que hace que los teléfonos se desaceleren, en lugar de cualquier otra cosa. Las aplicaciones también obtendrán mejoras, pero nuevamente se ejecutarán más lentamente en dispositivos más antiguos.
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Si mantuviste tu teléfono con el sistema operativo con el que se envió y mantuviste las aplicaciones igual, sospecho que funcionaría mejor que un teléfono que estaba sujeto a cada actualización.