En pocas palabras, un servidor web solo se ocupa del protocolo HTTP . Escucha las solicitudes HTTP 24/7 y tan pronto como recibe una, la procesa y responde con una respuesta HTTP. Los servidores web sirven contenidos estáticos (por ejemplo, páginas HTML, imágenes, etc.), o delega el procesamiento (si la respuesta era dinámico) a otro programa, un programa del lado del servidor, como scripts CGI, JSP, etc.
El servidor web no puede manejar la creación de contenido dinámico, por lo que cuando llega una solicitud, el servidor web pasa la solicitud al programa que puede manejarla. Ese programa hace todo el trabajo, desde el procesamiento de transacciones hasta la conectividad de la base de datos y la mensajería, y todo lo que el servidor web puede hacer es proporcionar el entorno para que eso suceda.
Un servidor de aplicaciones, por otro lado, maneja varios protocolos (por ejemplo, RPC), incluido HTTP. Contiene un servidor web , por lo que podemos decir que un servidor de aplicaciones tiene las mismas capacidades que un servidor web junto con otras características. Por ejemplo, los servidores de aplicaciones no delegan la agrupación de conexiones, el soporte de transacciones y la mensajería, sino que pueden manejarlos por su cuenta.
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Los servidores de aplicaciones permiten que el cliente tenga acceso a la lógica empresarial, les permite a los clientes interactuar con los programas a través de una API de componentes.
Además, es importante tener en cuenta que los servidores de aplicaciones utilizan inmensamente los recursos, ya que los servidores web no necesitan tanto.
Aquí hay una comparación del sitio web de Diffen:
